La universidad como institución está en un proceso de crisis derivado en gran medida por el papel que ha jugado en los últimos años en la profesionalización de la mano de obra calificada que demanda el modelo económico hegemónico. A partir de la reforma de 1918 en Córdoba, Argentina, así como los procesos de democratización y apertura de las universidades, se han construido otras formas de trabajo e incorporado nuevas funciones, como la extensión, a las que se tenían originalmente (formación e investigación).