En los últimos años, y aún conscientes de los efectos pandémicos de la covid–19, hemos sido testigos de innumerables movimientos relacionados con los procesos educativos, que abarcan tanto políticas como
prácticas. Estos movimientos, una vez vinculados a los marcos político-ideológicos vigentes, han tenido un impacto significativo en diferentes ámbitos de la organización escolar, los cuales han preocupado a profesionales e instituciones dedicadas a la discusión, la investigación y la acción sobre el rumbo presente y futuro de la educación en nuestro continente.