El concepto de trauma psíquico tiene sus orígenes en el psicoanálisis, una disciplina fundada por Sigmund Freud a finales del siglo xix. Freud, inicialmente neurólogo, se enfrentó a una serie de casos clínicos que no podían ser explicados únicamente mediante la fisiología. A través de su casuística desarrolló la idea de que ciertos eventos de la vida del individuo podían generar una carga emocional tan intensa que el aparato psíquico no podía procesarla adecuadamente. Este exceso de estímulo, según Freud, conducía a la formación de un trauma y se manifestaba a través de síntomas diversos. Sus aportes respecto de la vida inconsciente del ser humano y el descubrimiento de la sexualidad infantil resultaron revolucionarios en el campo de la psicología.